Reconozco que esta práctica (y más cuando a una le ha dado por esto de la analítica web) será pasto de vuestros mordaces comentarios en cuanto publique este post. Los asumiré estoicamente, qué remedio. Me lo he ganado a pulso. El caso es que espero encontrar algo de clemencia en cuanto os relate lo que me ocurre.
Los entendidos en el universo digital lo llaman ‘retargeting o remarketing’, en mi caso, creo que empieza a ser más bien una persecución. Para los que aún no conocen de qué va esto, se trata básicamente de una estrategia mediante la que se busca, simple y llanamente, incrementar las ventas.
Para que se entienda mejor: las marcas aprovechan las visitas de los usuarios que previamente se han interesado en ellas para ofrecerles una suerte de publicidad a la carta (vamos que te siguen con su publicidad allá donde vas para que no se te olvide lo que buscabas y vuelvas para comprarlo). Este ‘seguimiento’ del usuario se realiza por medio de las cookies y el rastro de la navegación.
Entiendo que bien utilizado es una herramienta poderosa. ¿A qué comercio off-line no le gustaría poder identificar al cliente que se ha ido de su tienda con las manos vacías y enviarle publicidad de aquellos productos que ha estado mirando? El problema es que, en mi opinión, esta práctica sólo es útil bien utilizada (ofreciendo un plus al cliente) y en pequeñas dosis. De lo contrario, cansa. Y mucho. Se corre el peligro de agobiarle y hacer que su percepción sobre nuestra marca varíe. Y a peor.
A mí me ha pasado. Durante una semana (hasta que me entró la fiebre del ‘borrar todo’) he sufrido apariciones, impresiones y todo tipo de ‘poltergeist publicitarios’ en forma de vestido negro. Me ha perseguido día y noche. Que leía la prensa, ahí estaba. De repente, aparecía en un blog. Si entraba al correo, lo intuía a mi derecha por el rabillo del ojo... A veces hasta parecía moverse. Qué terror.
Sólo puedo decir que enhorabuena a la marca. Lo ha conseguido: ha perdido a una más que posible cliente (me aterra pensar qué serán capaces de hacer si algún día materializo una compra). Al resto, a los que ya practican el retargeting o a los que se lo están pensando, únicamente un consejo: mesura. Las herramientas están ahí para utilizarlas, pero a nadie le gusta sentirse acosado.