El planteamiento del vídeo es simple, pero efectivo: ¿qué haría un cliente de un negocio offline si tuviera que enfrentarse a los (en ocasiones tortuosos) procesos de compra online? Aquí el protagonista debe pasar por transacciones que se eternizan, cuestionarios irrelevantes y tiempos de espera impensables en un comercio tradicional. ¿Cuál creéis que es el resultado?
El problema es que lo que en el vídeo parece de sentido común no lo es tanto cuando nos trasladamos a ‘lo digital’, donde algunos todavía se empeñan en someter a sus clientes a interrogatorios sin sentido, selecciones interminables y un sinfín de obstáculos que harían desistir al más paciente.
Así que ya sabéis, si queréis que en vuestro negocio online comprar sea un juego de niños, averiguad dónde os abandonan vuestros clientes. Y, por supuesto, tomad medidas.