No sé si sólo es
una sensación mía, pero de un tiempo a esta parte y, paradójicamente en el
mundo hiperconectado en el que vivimos, tengo la impresión de que la
comunicación resulta cada vez más complicada. Me explico.
Si quedo para
cenar con un grupo de amigos, me paso media sobremesa hablándole a autómatas
cabizbajos (en algunos casos el hecho de que muevan los dedos a velocidades
ultrasónicas sobre una pantalla táctil me hace dudar de que entre mis amigos
haya algún humano). Si vamos a tomar algo, me encuentro ‘conversando’ con el
cogote de alguien (ése que prefiere contarme qué está haciendo a través de
alguna red social obviando el hecho de que, sí, yo también estoy ahí). He
llegado a estar en un almuerzo en el que los comensales (que se contaban con
los dedos de una mano) se comunicaban entre ellos vía WhatsApp (la bajada de
cabeza al unísono cuando les llegaba un ‘automensaje’ era digna de ver). Sí, lo
habéis adivinado: este post va por vosotros. Sé que ésta es la única manera en
la que recibiréis el mensaje.
Por eso, porque
hacéis que me sienta un bicho raro que prefiere una buena conversación a una
actualización, me ha gustado encontrar la ponencia de la psicóloga Sherry Turkle en Ted. Durante su discurso, Turkle analiza
la manera en la que nuestros dispositivos móviles están redefiniendo la manera
de comunicarnos y de conectarnos. Cada vez tenemos mayores opciones, pero ¿las
estamos empleando adecuadamente o sólo estamos empobreciendo nuestras
relaciones con los demás?
Es cierto que una
conversación ‘a tiempo real’ no nos permite editar nuestros comentarios. No
podemos borrar ni retocar ni controlar todo lo que vamos a decir. Algo que sí
podemos hacer en redes sociales, donde nos podemos presentar ante los demás
bajo el paraguas de la mejor versión de nosotros mismos. Una versión que está
conformando, según Turkle, un nuevo modo de ser, el 'comparto luego existo', y
todo bajo la fantasía de que “siempre seremos escuchados y nunca estaremos
solos”.
Curiosamente, nos
conectamos cada vez más, pero en el proceso nos exponemos a estar aislados. En
contra de lo que pueda parecer y al igual que Turkle, no defiendo las bonanzas
de la desconexión ni un alejamiento de la tecnología. Sin embargo, sí considero
que debemos pensar en los tipos de conexiones que queremos tener. La tecnología
hay que usarla, pero de manera consciente y en su justa medida.
¿Y tú qué opinas?
¿Estamos sacrificando la conversación por la simple conexión?
En mi caso, las redes sociales me han servido para estar más conectado. Bueno, yo diría que las redes sociales, e internet en general, me ha servido para relacionarme. Así, a secas. Sin ellas no hubiera habido relación alguna. Pero yo soy yo y los demás son idiotas. Los que usan whatsapp para hablar con el que tienen al lado son tan... bueno, me cayo porque si no me hacen unfollower.
ResponderEliminarYo sólo te puedo decir una cosa. Mañana, enséñale el post a Iran y deja que ella te explique a qué viene todo esto (entre otras cosas)...
EliminarLuego me lo cuentas ;)
¡Tú lo que quieres es una visita más al blog!
EliminarHay que matizar la importancia de las redes sociales, pero no su potencial. Para mí Facebook sirve para estrechar lazos con gente que ya conoces, y su valor es reforzar el contacto con personas que no tienes tan cerca. Twitter es casi al revés, te comunica con personas que no te conocen. Todo esto es, de alguna manera, una buena herramienta personal y profesional. Ahora, lo de utilizar el Whatsapp o las redes sociales para hablar con quien tienes al lado es absurdo. A este paso nadie quedará para tomar algo. Y nadie hablará de cosas interesantes. Y todos estaremos obsesionados con el móvil. Y cerrarán los bares. Y será el caos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que son buenas herramientas. El problema es cuando no sabes vivir cinco minutos sin consultarlas. Hay que aprender a usarlas y, sobre todo, a apagarlas cuando la ocasión lo requiere.
EliminarYa sabes que yo lo que cuento es verídico. La cantidad de cogotes que te puedo describir al milímetro :)
De todas maneras, conmigo no tienes de qué preocuparte... Será por hablar ;)
Nunca cerrarán los bares mientras los que salimos de poteo sigamos haciéndolo sin móvil
ResponderEliminarNo, si al pote le prestan atención. Al que no hacen caso es al resto de seres humanos ;)
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